sábado, 16 de agosto de 2008


Ir a Bailar


Quisiera recordar ahora el tiempo en que se nos daba por ir a bailar.

En aquel tiempo los locales bailables eran muchos. Tal vez el de mas categoría era Mi Club, que estaba en Banfield. También nos gustaba ir al club Lanús (o a la Sala Salud de Valentín Alsina) donde organizaban los bailes Roberto y Cacho (El Clubien Musical). Otro muy bueno y muy buscado era el club Regatas de Avellaneda. Aunque además, y en especial en Carnaval, solíamos concurrir a Huracán, San Lorenzo y también a Comunicaciones. En Huracán yo tuve la suerte de ver en vivo la actuación de Los Gatos. También vi a Los Shakers en Ezeiza. Y en San Lorenzo Sandro “metió” 60.000 personas. (Mi hermana Liliana puede dar fe de esto).

Las chicas iban en grupos de siete u ocho y siempre acompañadas por una tía, abuela o madre y hacían desde temprano hasta una o dos cuadras de cola para agarrar alguna mesa bien ubicada. Las mujeres usaban zuecos, zapatos con plataforma, cinturones anchos, mini short, sacos largos tejidos, pantalones Oxford y naturalmente minifalda. Se alisaban el pelo con la plancha (o se hacían la “toca”) y se perfumaban con el legendario “Siete Brujas”, que a mi me gustaba tanto oler y disfrutar mientras bailaba.

Algunas tenían el pelo recogido o estaban peinadas con rodete, otras usaban flequillo y todas eran hermosas. Nosotros íbamos empilchados de “elegante sport” y a veces hasta con traje. Yo tenía un saco rojo oscuro (tipo inglés) de pana que era mi absoluto orgullo en esos años y Cali un traje gris y con chaleco tipo Príncipe de Gales.

Los disc-jockeys solían pasar en general a Los Beatles, Los Bee Gees y Los Rolling Stones. Todo era muy movido, aunque con Credence el baile explotaba. Y a veces nos bailábamos el lado completo del long play Realization de Johnny Rivers. Al final llegaban los lentos y todos andábamos a los besos en aquella semi penumbra tan anhelada.

Los bailes empezaban a las 10 de la noche y terminaban 4:30 de la madrugada. Y bailando esos lentos se enamoraron millones de parejas.

A veces tomábamos mucha cerveza. Y una noche ( en Sportivo Alsina) supongo que batimos todos los records del suburbio. Aunque también solíamos beber algo mas fuerte. Cola de Mono que era Whisky con jugo de ananá, o Destornillador (Vodka con jugo de naranja).

Fueron tiempos de música beat y de pantalones Oxford que tanto Cali como yo recordamos con mucha nostalgia (y también con alegría) como dice la letra de una de sus últimas canciones.

Muchas veces, cuando paso en automóvil por la zona, suelo detenerme en la esquina donde está la casa de la enredadera.

Y entonces, aunque no lo crean, suelo verlo a Cali (y también a mí) esperando de noche el colectivo para ir a bailar a Regatas de Avellaneda.